sábado, 24 de enero de 2009

Instrumentos de mi fe: Retratos de familia - Parte 1

Hoy voy a hablar de algunos aspectos que forman parte medular en la fe del pueblo: las reliquias.

Las reliquias son objetos dejados por los santos o por Dios en la tierra, y que nos permiten acercarnos a la realidad divina, conservándolos y venerándolos. Son tan importantes que antes del concilio Vaticano II, se celebraba las misas con alguna reliquia de un santo colocada en el altar.

Hay de todo tipo de reliquias, desde un rosario hasta los huesos de algún santo. Es obligatorio que estos objetos hayan pertenecido a alguien que hoy nos sirva como ejemplo a seguir para salvarnos.

Existen algunas muy simples, un huesito, un mechón de cabello, un pedacito de un sayal o hábito, pero hay otros realmente sorprendentes, como la Escalera Santa, de la que la tradición dice que Cristo subió en el palacio de Pilato la noche de la Pasión, y que dejó sus gotas de sangre en los escalones. Lo sorprendente es que supuestamente fue llevada piedra por piedra desde Jerusalén hasta Roma y que actualmente puede subirse (de rodillas, es la tradición) para acceder a la Sancta Sanctorum (la capilla privada del Papa durante su período en San Juan de Letrán, que significa "Santa entre las santas").

Se puede visitar junto al Palacio de Letrán, cercano a la Basílica de San Juan de Letrán.

Aquí comienza la polémica. La tradición no siempre coincide con la historia, y existen opiniones que afirman que en realidad es una escalera que formó parte del palacio de Letrán hace muchos años.

Así, existen cientos o miles de pedazos de madera de los que se afirma que provienen de la misma cruz donde murió Cristo, que si se unieran formarían una cruz de dimensiones gigantescas, sin mencionar los diferentes tipos de madera que la compondrían.

Muchas veces es la religiosidad popular la que genera reliquias, algunas veces falsas, y en muchos casos, en lugar de fortalecer la fe, promueven la idolatría al concederles poderes "mágicos" y curativos, a veces llegando al extremo de creer más en ellos que en los propietarios mismos.

La idolatría es muy asociada a la existencia de las reliquias, pero existen otros elementos que se han ganado a pulso la fe popular. De algunos de ellos quiero hablar.

Antes que otra cosa, es importante aclarar que no existe una reliquia que posea poderes sobrenaturales por sí misma. Es Dios quien actúa por medio de la fe puesta en Él a través de ellos, es decir, que aunque no existiesen, Dios seguiría obrando milagros.

De todos estos objetos, yo me limito a considerar dos como verdaderos instrumentos de la fe cristiana: El Ayate de San Juan Diego y la Sábana Santa.

Estas dos reliquias han superado innumerables pruebas, científicas, históricas, tradicionales. Las dos tienen registro histórico y presentan formas de impresión desconocidas hasta el día de hoy. Ambas han sobrevivido a diferentes peligros y no han podido ser replicadas. Las imágenes que contienen escapan al conocimiento antropométrico de los pintores promedio de las épocas en que fueron descubiertas.

Estas dos reliquias aparecieron en lugares y épocas muy distintas, pero presentan similitudes sorprendentes. las dos contienen la imagen a cuerpo completo de dos personajes trascendentales en la historia del cristianismo: María y Jesús.

Pronto comentaremos a profundidad cada uno de estos retratos de familia.

miércoles, 14 de enero de 2009

Ahora viene lo siguiente: El Hijo

Hace algunos días escribí sobre el Padre. Ahora es turno de comentar lo que creo acerca de su Hijo.

El Hijo es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, o sea, de Dios que es uno solo, pero en tres personas. Es como si fuese una persona con tres cuerpos. Difícil de entender, ¿no? - Aunque sería padre poder descansar en casa mientras trabajas en la oficina y haces algo de ejercicio junto al lago... ¡excelente!

Bueno, volviendo. El Hijo es Jesús de Nazareth, I·ē·sóus ben-Josep O sea, Jesús, hijo de José, un carpintero nazareno de la estirpe de David, hijo de María, quien lo dio a luz en Belén, una aldea cercana a Jerusalén, durante un viaje para censarse según las leyes judías de la época. Esto ocurre entre el año -2 y el 7 de nuestra era.

Para el Islam, Jesús fue uno de los más grandes profetas, así como para algunos judíos. La diferencia con nosotros, los cristianos, es que consideramos a Jesús como Dios. De allí viene el nombre "Jesucristo". Cristo = Crismado = Ungido, que es un término usado para reverenciar a alguien de origen Divino.

Jesús es Dios según diversos pasajes de la Biblia. Existe mucha controversia sobre si las Sagradas Escrituras lo denominan "Dios". Yo, en lo personal, sí lo creo.

La divinidad de Jesús se manifiesta en su resurrección tres días después de haber muerto crucificado, ya que no existe ninguna otra referencia en la historia donde un hombre haya vuelto de la tumba por sus propios medios. Con esto dio validez a todo lo que predicó durante su vida pública y lo que muchos profetizaron siglos antes.

Jesús predicó el amor. Pero ¿qué es el amor? Muchos piensan que el amor es la sensación que hay cuando una persona se encuentra fuertemente atraída hacia otra, que quiere pasar el resto de su vida con ella. Otros dicen que el amor es la emoción más grande que existe en la humanidad. Nada de esto es el amor, ya lo prometí: Pronto hablaremos de qué es el amor.

El amor que predicó Jesús va mucho más allá. Habla del amor a los otros, a los hijos, a los hermanos, a los padres o a los desconocidos, incluso dijo que había qué amar a quienes nos odian. Amar a quien te ama es fácil, se da por naturaleza, pero el amor a quien te odia es el valioso, es el que va contra la naturaleza, contra la lógica. Jesús habló del amor que se sobrepone al odio, que implica perdonar, aunque no te pidan perdón. El que ama, perdona, por mucho que cueste.

La vivencia del amor que Jesús predicó se manifestó en la cruz, cuando habiendo sufrido ya por cerca de 15 horas una horripilante serie de vejaciones físicas y morales a manos de los romanos y entregado por un grupo de judíos (ojo, no todos los judíos), y en inminente agonía durante la crucificción volvió los ojos a Dios y pidió perdón para ellos con las palabras "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". ¿Tú perdonarías a alguien que te hace todo ese daño? Lo veo humanamente muy, muy difícil.


¿Realmente existió Jesús?

Mucha gente hoy se pregunta si no es que todo esto de lo que hemos estado hablando no es más que un cuento de hadas ideado por una jerarquía que busca tener poder sobre las masas. A mí me parecería difícil creer que a través de tantos años se ha mantenido una mentira. Esto sería lógico si la Iglesia fuera el fin, pero está claro que la Iglesia solo es el medio a través del cual se busca a Dios. En la Iglesia Católica y en cualquier otra. Las iglesias son medios, no fines.

Cuando vemos así la Iglesia, es más fácil entender que no puede haber un camino que por naturaleza no lleve a nada. Las personas no son tontas, y todos pueden leer los signos de un camino que va a ningún lado. Si Jesús no hubiera existido, la Iglesia ya hubiera desaparecido hace mucho tiempo.

Además existen miles de referencias históricas que confirman su existencia, las tradiciones, las excavaciones, los pergaminos... Es más difícil demostrar que no existió.


¿Vino Cristo a fundar una nueva Iglesia?

Pensar en Jesús sólo como el fundador de una Iglesia me parece limitante. No creo que Dios se detenga a fundar instituciones humanas, y mucho menos a decirle a muchos hombres justos y de buena voluntad que se han equivocado. Creo que Jesús vino a salvarnos, a entregarse por todos y cada uno de nosotros, a predicar una nueva forma de vivir, acorde en su totalidad con la voluntad del Padre, y de allí los hombres se organizaron, y a ese grupo de personas que tomaron como enseñanza principal el  testimonio de su vida se le llamó Cristianos. Con el paso del tiempo esta organización de creyentes se estableció y estructuró en base al mensaje Cristiano, y se fue convirtiendo en una Iglesia, con una serie de preceptos, estructura, dogmas, etc. Jesús lo sabía, y por eso dijo a Simón que él sería Cefas (piedra) y que sobre esa piedra fundaría su Iglesia.

Jesús nunca dijo a sus discípulos que debían renegar del judaísmo, ni que ellos eran "los buenos" y los demás "los malos". No. Jesús vino a definir una nueva forma de entender a Dios, y quienes lo entendieron así se organizaron sin separarse de su tradición judía, simplemente agregaron las nuevas enseñanzas a la religión existente. De allí surgió la Iglesia Cristiana, y más adelante, la Iglesia Católica Apostólica con sede en Roma, de la que yo formo parte.

Por eso Juan Pablo II llamó a los judíos "Nuestros hermanos mayores".

Pero la Iglesia a la que Jesús dio pie no se funda en una serie de dogmas o mandamientos, no está en  los templos ni son los sacerdotes, obispos, cardenales, etc. Ellos solamente representan la estructura organizativa. La Iglesia somos todos aquellos que creemos en Dios, en la divinidad de Cristo y que tomamos la disciplina católica como nuestra pauta para vivir las enseñanzas de la revelación divina precristiana y post cristiana.


Si Cristo es Dios ¿por qué murió?

Cristo, como ya lo dije arriba, murió sacrificándose por los pecados de cada uno de nosotros. Dios escapa al tiempo, a la vida y a la muerte. Cristo le dio al Padre su propia vida para que nosotros no tengamos qué hacerlo. ¿Eso no es amor?

En la cruz, Jesús sufrió lo indecible por el peso de cada uno de nuestros pecados. ¿Cuántos pecados cometemos cada uno de los hombres, cada día?

Cristo, como Dios que es, poseía todo el poder sobre la vida y la muerte, esto lo demuestra al decidir cómo moriría, en qué momento y, sobre todo, cuándo recuperaría la vida. Nadie más ha logrado hacerlo ni antes, ni después de Cristo.

Jesús, tras dos mil años ha demostrado su existencia y la atemporalidad de Sus enseñanzas. Su mensaje sigue vivo, presente, actual. Nadie más en la historia ha logrado algo así. Su doctrina no conoce tiempo ni espacio, Su vida sobrepasó a Su muerte. Por eso creo que Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: En pocas palabras: Jesús es Dios.

viernes, 9 de enero de 2009

Actualización del Catecismo

Con la intención de no saturar este blog de documentos, decidimos retirar de aquí el Catecismo de la Iglesia Católica, previamente publicado, y lo movimos a la nueva dirección que también ponemos a su disposición:


Allí podrán encontrar todos los documentos a los que nos iremos refiriendo en este Blog.

jueves, 8 de enero de 2009

La Muerte de Dios

“Dios ha muerto”, exclamaba el pensador alemán Friedrich Nietzsche. Yo lo he constatado hoy. Ha muerto, por lo menos, en Londres y Barcelona, en donde asociaciones civiles se encuentran fondeando una campaña que reza: “Probablemente no hay Dios. Deja de preocuparte y disfruta tu vida”. Letreros con esta leyenda se posan en autobuses urbanos de las ciudades de Londres y Barcelona y no tardarán en hacerlo en las del resto de las grandes urbes de Europa y de todo el mundo si así lo seguimos permitiendo. Quise investigar un poco más sobre lo que hay detrás de todo esto y, para el caso del Reino Unido, quienes impulsan esta aberrante iniciativa son un grupo de ateos –y promotores de su ceguera, además- denominado “British Humanist Association”. Bajo el slogan de “For the One Life We Have” –algo así como “por la única vida que tenemos”-, esta asociación tiene como fin promover el ateísmo bajo la premisa de promover el que cada uno viva bien su vida bajo las bases de la razón, experiencia y los valores humanos sin creencias “supersticiosas o religiosas”. ¡Qué curioso! ¡Vamos hacia atrás! Una asociación que pretende exaltar por encima de todo al ser humano dejando de lado aquello que le da plenitud como tal: ¡su alma como soplo divino! Porque, al no existir Dios, está claro que no existiría el alma, sino sólo una maraña de materia orgánica y una chispa de inteligencia dada por la casualidad con un poco de ayuda de la física y la química; ¡me resisto a creer eso! Me llena de una gran tristeza que se rebaje a la categoría de “superstición” algo tan grande como mi fe. En fin, el divorcio entre la fe y el ateísmo no es una problemática que voy a resolver con este pobre artículo, mi objetivo es poner en alerta a quienes creemos en Dios de las absurdas necedades que se les ocurren a nuestros hermanos los ateos. Me llama la atención algo, y es el hecho de que, también en el caso del Reino Unido, apenas al comenzar a circular los primeros autobuses, miles de donantes se han sumado a la campaña para que ésta se haga más fuerte y llegue a más personas. Mientras hay gente que muere de hambre en el mundo y éste se hunde cada vez más en una crisis global hay quienes están dispuestos a exprimir sus bolsillos para decirles a otros ¡que Dios no existe! ¿Por qué? Respeto al que no cree, pero ¿por qué lo promueve? ¿Qué “celo apostólico” puede existir en un ateo? Si el ateo está seguro de que Dios no existe –difícil certeza, pero en fin, dicen que los hay- ¿por qué se tomaría la molestia de convencer a otros de lo mismo, si al final el ateísmo acaba siendo una postura sumamente egoísta, además de egocéntrica? No capto el que un egoísta en sumo grado ande juntando billetes para “hacerle el bien” a otro hombre diciéndole “vive tu vida sin reparos ni culpas, que Dios no existe”, pero el caso es que ahí está.

Yo quiero desde aquí decirles a los promotores de esta gran mentira: Señores ¡Dios existe!, aunque tal vez no para ustedes; aunque haya quienes, como ustedes, se empeñen en borrarlo del mapa, ¡Dios existe! Y, tal vez les de la razón, si se empeñan en afirmar y promover lo contrario, vivan “bien” su “única” vida, porque será lo “único” que vivirán antes de morir para siempre. Al resto les digo: ánimo, el esfuerzo vale la pena, nos vemos en el más allá, porque quien cree en Dios ¡No morirá!
(Fotografía: AP)

Decálogo para el 2009

Recojo aqui, íntegro, un decálogo para vivir cristianamente un año que, se nos ha insistido por parte de los expertos, será difícil. Lo redactó Monseñor Mario de Gasperín Gasperín, Obispo de Querétaro y está tomado de http://www.zenit.org/.

Ante la crisis que se avecina, si no es que ya está encima, sin duda que los hogares más pobres serán los más afectados. Muchos analistas ofrecen soluciones. Yo quisiera preguntarle a la Sagrada Familia de Nazaret, a Jesús María y José, qué nos aconsejan en este momento, parecido quizá al que sufrieron ellos cuando nació el Salvador. Nos aconsejarían lo siguiente:

1°. La unión familiar. Incrementar la unión de la familia completa: papá, mamá, hijos y, si están los abuelitos, mejor. Evitar toda violencia familiar, los malos tratos y las palabras groseras. La familia que vive mejor es aquella donde hay respeto y reina el amor.

2°. La fidelidad conyugal. Decir no al divorcio; no a los hijos fuera del matrimonio; no a las uniones libres; no a los niños sin papá. Todo esto significa decir "sí" a la vida y al amor. Amor es fidelidad para toda la vida.

3°. Trabajo arduo. Ganarse el pan con el sudor de la frente. El dinero fácil se convierte en trampa; no da felicidad. Pagar el salario justo y evitar la corrupción. Una vida honesta, sin vicios, es siempre una buena inversión.

4°. Ecología familiar. No desperdiciar el pan, el agua, la luz. No contaminar. Dios no hace basura, recicla. Sembrar plantas y flores. La salud es siempre la riqueza mayor.

5°. Ahorro y austeridad. No gastar más de lo que se gana. Evitar comprar fiado y pedir prestado. Todo abuso se paga. Vivir con austeridad es un arte y una virtud cristiana.

6°. Alegría de vivir. Disfrutar de las maravillas de Dios: la vida, la luz, el aire, el sol, el campo, la familia, los amigos. Completar esta riqueza con la lectura de un buen libro, comenzando por la Biblia y el Catecismo. Aprender a escuchar y conversar en familia. Escuchar música seria, no ruido. La cultura es adorno del alma y fuente de felicidad.

7°. Amor a la tierra. No tener tierra sin producir. Hacer en el patio de la casa el huerto familiar. También en macetas. Preferir los productos nacionales y de la región, a los importados. Apoyar siempre a los trabajadores del campo mexicano.

8°. Confianza en Dios. Reconocer el poder de Dios y de su divina Providencia. Dios es defensor del pobre. Ser agradecidos. Asistir a Misa todos los domingos. Dar a Dios y al César lo que corresponde a cada uno: Cumplir con los diezmos y pagar los impuestos.

9°. Oración en familia. Rezar juntos ante el altar familiar. El Rosario es lo mejor, y más si se añade una pequeña lectura de la Biblia. Repasar con los hijos los Diez mandamientos. El santo temor de Dios es el camino hacia la felicidad.

10°. Ser solidario. No olvidar que hay siempre alguien más necesitado que nosotros. Tener algo para compartir y jamás negar el pan a quien padece necesidad. A la autoridad civil corresponde la justicia, la salud y la alimentación del pueblo; "pero no hay orden estatal, por más justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor" (Deus caritas est, 28). Somos testigos del amor de Dios en el mundo. Amor a Dios y al prójimo son dos rostros del mismo amor. ¡Feliz año en unión con Jesús, María y José!

Santiago de Querétaro, Qro., Enero de 2009
+ Mario de Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro

La Iglesia como Autenticadora


Ahora que hemos publicado el Catecismo de la Iglesia Católica en el blog hermano http://losdocumentosdemife.blogspot.com/ considero más que nunca oportuno escribir esta entrada, que si bien ya llevaba algunos días dándome vueltas en la cabeza, no me había dado el tiempo para tal fin. Resulta que hace poco leí un artículo sobre diversos mitos que giran en torno a la persona de Jesús. Nada distraidos, los editores de la revista que lo publicó lo incluyeron en el número que salió a la venta poco antes de la celebración de la Navidad -al fin se trata de vender, ¿no?-. Algunos de esos mitos que ahi se trataron fueron que si Jesús murió en el Japón, que si vivió parte de su vida en Cachemira, que si se casó y tuvo hijos, que si tuvo un hermano gemelo, que si era homosexual, que si era extraterrestre... El origen de varios de ellos se da en la imaginación y deseo de sobresalir de alguno que otro periodista o dizque "estudioso", más bien sensacionalistas, pero lo interesante es comentar sobre aquellos que se originan en textos o tradiciones que, si bien su procedencia no acaba de ser muy clara, por diversos factores, entre otros, su antigüedad, han echado raíces en determinados grupos de personas.

No pretendo extenderme mucho en el comentario, solamente quiero llegar al título que he dado a la presente entrada, esto es, la justificación de la Iglesia Católica como la institución que determina la autenticidad de todo este tipo de teorías y corrientes controversiales sobre la vida de Jesús. Hay que recordar que el asunto es delicado, porque estamos hablando no sólo de un hombre que fue el fundador del cristianismo, sino de el Hombre-Dios, Aquel que por la fe sabemos que no sólo era el Hijo de Dios, sino Dios mismo, de ahi el que no abordar el tema con ligereza. De los mitos que he mencionado aquellos de que se casó y tuvo hijos y que además tuvo un hermano gemelo, tienen sus orígenes en los así llamados "Evangelios Apócrifos", es decir, aquellos que, por dudarse de su autenticidad y encontrar en ellos ambigüedades y poca solidez en su doctrina, no fueron incluidos dentro de los cuatro Evangelios Canónicos que todos conocemos (Marcos, Mateo, Lucas y Juan). Los ejemplos más claros son el "Proto Evangelio de Santiago" y el supuesto "Evangelio de Tomás", este último lleno de ideas gnósticas y maniqueístas.

Ante la confusión que puede generarse, y que de hecho se genera, por toda la información que ha llegado a encontrarse a lo largo de la historia entorno a la persona de Jesús, se vuelve necesarísima la existencia de un órgano autenticador, una institución confiable, con la tradición y raíces históricas, en suma, con la potestad para determinar la veracidad y utilidad de dicha información para los fines salvíficos a que Dios, encarnado en la persona de Jesus, Cristo, quiso venir a hacerse presente entre nosotros, fines para los cuales Él mismo instituyó su Iglesia de acuerdo a lo que establece el Evangelio de Mateo en su capítulo XVI, versículo 18: "tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" y le dijo, además, "a ti te daré las llaves del reino de los cielos y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos" (versículo 19).

De esta forma, la Iglesia Católica encuentra una de las muchas justificaciones a su existencia, como autenticadora. Todavía habrá más de alguno que considere que este rol le quedó "porque no había de otra" y que afirme que la Iglesia utiliza su magisterio para manipular y dominar conciencias. A esto lo único que yo puedo decir es que no hay peor ciego que el que no quiere ver y, también, como está escrito en el Evangelio, en la parábola del Lázaro y el Rico Epulón: "ni aunque un muerto resucite" (cfr. Lc. XVI, 31).

La moraleja la pueden encontrar en el numeral 85 del Catecismo de la Iglesia Católica, publicado íntegramente en http://losdocumentosdemife.blogspot.com/: "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo, es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma."