miércoles, 14 de enero de 2009

Ahora viene lo siguiente: El Hijo

Hace algunos días escribí sobre el Padre. Ahora es turno de comentar lo que creo acerca de su Hijo.

El Hijo es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, o sea, de Dios que es uno solo, pero en tres personas. Es como si fuese una persona con tres cuerpos. Difícil de entender, ¿no? - Aunque sería padre poder descansar en casa mientras trabajas en la oficina y haces algo de ejercicio junto al lago... ¡excelente!

Bueno, volviendo. El Hijo es Jesús de Nazareth, I·ē·sóus ben-Josep O sea, Jesús, hijo de José, un carpintero nazareno de la estirpe de David, hijo de María, quien lo dio a luz en Belén, una aldea cercana a Jerusalén, durante un viaje para censarse según las leyes judías de la época. Esto ocurre entre el año -2 y el 7 de nuestra era.

Para el Islam, Jesús fue uno de los más grandes profetas, así como para algunos judíos. La diferencia con nosotros, los cristianos, es que consideramos a Jesús como Dios. De allí viene el nombre "Jesucristo". Cristo = Crismado = Ungido, que es un término usado para reverenciar a alguien de origen Divino.

Jesús es Dios según diversos pasajes de la Biblia. Existe mucha controversia sobre si las Sagradas Escrituras lo denominan "Dios". Yo, en lo personal, sí lo creo.

La divinidad de Jesús se manifiesta en su resurrección tres días después de haber muerto crucificado, ya que no existe ninguna otra referencia en la historia donde un hombre haya vuelto de la tumba por sus propios medios. Con esto dio validez a todo lo que predicó durante su vida pública y lo que muchos profetizaron siglos antes.

Jesús predicó el amor. Pero ¿qué es el amor? Muchos piensan que el amor es la sensación que hay cuando una persona se encuentra fuertemente atraída hacia otra, que quiere pasar el resto de su vida con ella. Otros dicen que el amor es la emoción más grande que existe en la humanidad. Nada de esto es el amor, ya lo prometí: Pronto hablaremos de qué es el amor.

El amor que predicó Jesús va mucho más allá. Habla del amor a los otros, a los hijos, a los hermanos, a los padres o a los desconocidos, incluso dijo que había qué amar a quienes nos odian. Amar a quien te ama es fácil, se da por naturaleza, pero el amor a quien te odia es el valioso, es el que va contra la naturaleza, contra la lógica. Jesús habló del amor que se sobrepone al odio, que implica perdonar, aunque no te pidan perdón. El que ama, perdona, por mucho que cueste.

La vivencia del amor que Jesús predicó se manifestó en la cruz, cuando habiendo sufrido ya por cerca de 15 horas una horripilante serie de vejaciones físicas y morales a manos de los romanos y entregado por un grupo de judíos (ojo, no todos los judíos), y en inminente agonía durante la crucificción volvió los ojos a Dios y pidió perdón para ellos con las palabras "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". ¿Tú perdonarías a alguien que te hace todo ese daño? Lo veo humanamente muy, muy difícil.


¿Realmente existió Jesús?

Mucha gente hoy se pregunta si no es que todo esto de lo que hemos estado hablando no es más que un cuento de hadas ideado por una jerarquía que busca tener poder sobre las masas. A mí me parecería difícil creer que a través de tantos años se ha mantenido una mentira. Esto sería lógico si la Iglesia fuera el fin, pero está claro que la Iglesia solo es el medio a través del cual se busca a Dios. En la Iglesia Católica y en cualquier otra. Las iglesias son medios, no fines.

Cuando vemos así la Iglesia, es más fácil entender que no puede haber un camino que por naturaleza no lleve a nada. Las personas no son tontas, y todos pueden leer los signos de un camino que va a ningún lado. Si Jesús no hubiera existido, la Iglesia ya hubiera desaparecido hace mucho tiempo.

Además existen miles de referencias históricas que confirman su existencia, las tradiciones, las excavaciones, los pergaminos... Es más difícil demostrar que no existió.


¿Vino Cristo a fundar una nueva Iglesia?

Pensar en Jesús sólo como el fundador de una Iglesia me parece limitante. No creo que Dios se detenga a fundar instituciones humanas, y mucho menos a decirle a muchos hombres justos y de buena voluntad que se han equivocado. Creo que Jesús vino a salvarnos, a entregarse por todos y cada uno de nosotros, a predicar una nueva forma de vivir, acorde en su totalidad con la voluntad del Padre, y de allí los hombres se organizaron, y a ese grupo de personas que tomaron como enseñanza principal el  testimonio de su vida se le llamó Cristianos. Con el paso del tiempo esta organización de creyentes se estableció y estructuró en base al mensaje Cristiano, y se fue convirtiendo en una Iglesia, con una serie de preceptos, estructura, dogmas, etc. Jesús lo sabía, y por eso dijo a Simón que él sería Cefas (piedra) y que sobre esa piedra fundaría su Iglesia.

Jesús nunca dijo a sus discípulos que debían renegar del judaísmo, ni que ellos eran "los buenos" y los demás "los malos". No. Jesús vino a definir una nueva forma de entender a Dios, y quienes lo entendieron así se organizaron sin separarse de su tradición judía, simplemente agregaron las nuevas enseñanzas a la religión existente. De allí surgió la Iglesia Cristiana, y más adelante, la Iglesia Católica Apostólica con sede en Roma, de la que yo formo parte.

Por eso Juan Pablo II llamó a los judíos "Nuestros hermanos mayores".

Pero la Iglesia a la que Jesús dio pie no se funda en una serie de dogmas o mandamientos, no está en  los templos ni son los sacerdotes, obispos, cardenales, etc. Ellos solamente representan la estructura organizativa. La Iglesia somos todos aquellos que creemos en Dios, en la divinidad de Cristo y que tomamos la disciplina católica como nuestra pauta para vivir las enseñanzas de la revelación divina precristiana y post cristiana.


Si Cristo es Dios ¿por qué murió?

Cristo, como ya lo dije arriba, murió sacrificándose por los pecados de cada uno de nosotros. Dios escapa al tiempo, a la vida y a la muerte. Cristo le dio al Padre su propia vida para que nosotros no tengamos qué hacerlo. ¿Eso no es amor?

En la cruz, Jesús sufrió lo indecible por el peso de cada uno de nuestros pecados. ¿Cuántos pecados cometemos cada uno de los hombres, cada día?

Cristo, como Dios que es, poseía todo el poder sobre la vida y la muerte, esto lo demuestra al decidir cómo moriría, en qué momento y, sobre todo, cuándo recuperaría la vida. Nadie más ha logrado hacerlo ni antes, ni después de Cristo.

Jesús, tras dos mil años ha demostrado su existencia y la atemporalidad de Sus enseñanzas. Su mensaje sigue vivo, presente, actual. Nadie más en la historia ha logrado algo así. Su doctrina no conoce tiempo ni espacio, Su vida sobrepasó a Su muerte. Por eso creo que Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: En pocas palabras: Jesús es Dios.

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